Cada semana que nos aproxima a los meses estivales le resta una capa más a nuestro armario. Es bien sabido por todos que la prenda por excelencia de estas fechas es un cuerpo sano y funcional, en el que sentirnos cómodos y energéticos. Por ello, no debemos ignorar que nuestra mejor versión pasa siempre por un cuidado interno previo.
Vivimos en los extremos: comida, bebida, relaciones, trabajo…O mucho, o no lo suficiente. Pasamos de un extremo al opuesto con la falsa creencia de que esta actitud compensatoria nos aportará ese equilibrio que tanto necesitamos. Craso error.
En este sentido, los détox son nuestros grandes aliados para eliminar todas las sustancias tóxicas que venimos acumulando de excesos anteriores, que nos hacen sentir más pesados y poco eficientes en nuestras tareas cotidianas. Estas depuraciones consisten en “resetear” nuestro aparato digestivo e hígado para recuperar el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmunológico.
El primer paso es eliminar de nuestra dieta todos los alimentos que nos dan mayor problema con la digestión y que pueden llegar a atascar nuestro organismo. Hay cosas muy obvias, como los ultraprocesados o el alcohol, pero hay otras como la carne, el trigo, o los lácteos que, aunque no sean nocivos per se, sí ralentizan nuestra digestión.
Una vez hemos expulsado lo que no tiene más utilidad en nosotros, tenemos que ir incorporando, poco a poco, alimentos ricos en micronutrientes que nos devuelvan toda la vitalidad y energía. Así, nuestros órganos digestivos hacen el trabajo de “re-aprender” a sacar el máximo provecho de cada alimento, en vez de mal-funcionar en piloto automático.Con el Método SOMA buscamos exactamente lo mismo: eliminar todo aquello que no nos sirve para, una vez hemos liberado esa carga, potenciar otras áreas que nos beneficien y favorezcan más.
En ambos casos, el resultado es el mismo: conseguimos aumentar la energía disponible, para lograr una mejora generalizada del tránsito de químicos en nuestro cuerpo y, lo más importante, sentirnos bien.
La tradicional limpieza de primavera de las casas, se puede aplicar también al cuerpo, a los pensamientos y a las emociones. ¿Te animas?