Después de 14 años, más de 32.000 pacientes tratados y 20 ediciones de la formación, este año , Sara Romerodeja de ofrecer Consultas y pasa a concentrar su tiempo y energía en la divulgación y expansión internacional del Método SOMA.

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Adicción al Drama: Cuando la Intensidad se Convierte en un Problema

En nuestro mundo, lleno de emociones y altibajos, a veces nos encontramos atrapados en una espiral de dramatismo que parece imposible de dejar atrás. La adicción al drama es un fenómeno en el que nos sumergimos a menudo en la intensidad de nuestras emociones, oscilando entre momentos de euforia y desesperación. 

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A continuación, profundizaremos en cómo nos convertimos en adictos al drama y cómo esta adicción afecta nuestra salud y nuestras relaciones.

La intensidad de emociones como adicción:

La adicción al drama se muestra en nuestra vida de maneras muy variadas y sorprendentes. Sentimos la necesidad de vivir con una pasión extrema, experimentando altibajos constantes, esto hace que cuando estemos arriba, estemos muy arriba y cuando estemos abajo, estemos muy abajo.

Esta búsqueda incesante de emociones intensas puede ser apasionante al principio, pero con el tiempo, se convierte en una agotadora montaña rusa emocional.

Imagínate que tienes que llegar del punto A al punto B en tu vida. Si tienes el programa de adicción al drama, el camino se parecerá mucho más a las Montañas Rocosas, que a un tranquilo paseo por una ladera, todo ello con el enorme gasto energético que implican las constantes subidas y bajadas y el subsecuente vaivén bioquímico de tu cuerpo. 

El papel de las relaciones en la adicción al drama:

Las relaciones amorosas también se ven afectadas por esta adicción y, de hecho, social y culturalmente está muy bien vista y valorada la intensidad emocional.

Se nos ha programado y condicionado desde la infancia, a través de las películas, las series, la literatura y los programas de entretenimiento, a la búsqueda de relaciones intensas y emocionantes, pero estas a menudo se convierten en grandes rupturas y secuestro emocional, que son el germen de la adicciones al drama.

Las relaciones tumultuosas pueden proporcionar momentos de excitación, pero también causan un sufrimiento innecesario y un desgaste constante que suele acabar marcando el final de la relación. Este ciclo interminable de amor y drama puede ser profundamente dañino para nuestra salud emocional, y una enorme fuente de insatisfacción y sufrimiento.

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Efectivamente, las relaciones adictivas, con sus constantes rupturas y reconciliaciones son una de las mayores causas de depresión en el mundo. Y no hay que olvidar los nefastos efectos que eso tiene en la familia, sobre todo en los hijos, cuando los padres no pueden controlarse emocionalmente y viven en una espiral de celos, miedo a abandono, insatisfacción y conflicto.

La adicción al drama y la alimentación:

Conviene analizar también la conexión entre la adicción al drama y nuestros hábitos alimenticios, aspecto fundamental, ya que, a menudo, esta programación frustra nuestros deseos de mantener un peso ideal, afectándonos, aún más, a la autoestima.

La adicción al drama nos impulsa a buscar emociones extremas, al igual que nuestra bioquímica corporal nos lleva a buscar alimentos extremos. Comer dulces y salados en exceso y mezclarlos es una respuesta a la necesidad de equilibrar los extremos emocionales. 

Esta relación poco saludable con la comida es un síntoma más de cómo la adicción al drama puede afectar todos los aspectos de nuestras vidas.

Conclusión

Desde Método SOMA entendemos que la adicción al drama puede parecer emocionante en el corto plazo, pero a la larga tiene graves consecuencias. 

Las personas atrapadas en este patrón de comportamiento terminan siendo tóxicas para quienes las rodean y para sí mismas. Es agotador estar cerca de ellas. Las relaciones se desgastan, la salud emocional se deteriora y la vida se convierte en una constante montaña rusa de emociones.

Es fundamental reconocer cuándo estamos cayendo en la trampa de la adicción al drama y tomar medidas para liberarnos de ella. La vida es suficientemente intensa y emocionante por sí sola, por lo que no necesitamos añadirle más sal y pimienta. 

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Si sentimos que hemos caído en esa espiral destructiva de adicción al drama, es hora de buscar ayuda para desprogramar la mente de ese patrón limitante, aprender a cultivar el equilibrio emocional y disfrutar de la vida de manera más fluida. 

¡Dejemos ir el programa de adicción al drama y abramos la puerta a una vida más serena y satisfactoria!.

Si te ha resultado interesante este artículo, en el siguiente video Sara Romero, la creadora del método SOMA, habla acerca del programa de adicción al drama, sus peligros y sus consecuencias.

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